Cronos, en la mitología griega, pertenece a la primera generación de titanes, siendo este el más joven de los descendientes de Gea y Urano. Miembro de una familia numerosa, pues contaba con once hermanos.Él ayudó a su madre a liberar a parte de los hermanos que Urano había encerrado en un lugar secreto y lejano, estos eran los tres Hectanoquiros.
Gea pidió ayuda al resto de sus hijos, pero sólo Cronos se ofreció a salvar a sus hermanos venciendo a su padre y alzándose con el poder durante la mitológica edad dorada.
A pesar de esta derrota, Cronos necesitaría el apoyo y permiso de su hermano Titán, pues éste era el primogénito de sus padres. Titán decidió cederle el trono a cambio de que Cronos matase a toda su descendencia, de esta forma, algún día no muy lejano, el poder volvería a los titanes.
Según otras versiones, sería Gea quien desvelaría a Cronos que sería derrocado por uno de sus hijos.
Sea como fuera, el caso es que de su unión con su esposa Rea nacieron varios dioses, como Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón. Pero estos dioses eran tragados por Cronos tan pronto como estos nacían.
Así, Rea, desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos. El sexto de los dioses, Zeus. Ambas urdieron un plan escondiendo a Rea en Creta y haciendo que diera a luz ella sola. Cuando Cronos se enteró, Rea le otorgó una piedra envuelta en pañales, conocida como Ónfalos. Cronos se la tragó sin mirar si se trataba de un niño, convencida de que su amante no podría engañarlo.
Así fue como Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida, en Creta. Cuando creció, el dios usó el veneno que le daría su abuela Gea para obligar a Cronos a regurgitar el contenido de su saciado estómago en orden inverso.
Cuando liberó a todos sus hermanos liberó también a los Hecatónquiros y los Cíclopes, a los que Cronos había vuelto a encerrar en el Tártaro tras acabar con Urano. Ellos fueron los encargados de forjar los rayos de Zeus, el tridente de Poseidón y el casco de oscuridad de Hades.
Finalmente, tras una larga guerra llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos terminaron con Cronos, y así se repartieron el mundo y encerraron a los titanes, junto a Cronos, en el Tártaro. Así, Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el mundo de los muertos y Zeus consiguió, echándolo a suertes, el cielo y el aire.
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